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Editorial Cuadernos de Coyuntura NĀ°23

Las fake news (noticias falsas o desinformaciĆ³n en gran escala con fines polĆ­ticos) es el concepto de moda entre los analistas de actualidad de todo el orbe. Una herramienta polĆ­tica que, hija prĆ³diga de la vieja demagogia, tiene de novedad la sofisticaciĆ³n que para su empleo permiten las nuevas tecnologĆ­as. Unas que han dejado su huella en los principales resultados electorales del Ćŗltimo tiempo (Brexit, Trump, Bolsonaro), estando incluso, para algunos, a la base de supuestas nuevas formas de gobierno contemporĆ”nea.

Como en todo, el presidente PiƱera y su gobierno no han querido quedarse al margen, acercĆ”ndose de modo reiterado a lo reƱido con la verdad para obtener rĆ©ditos polĆ­ticos, especialmente en los Ćŗltimos meses. Primero, por el tratamiento dado a la crisis venezolana, enorme tragedia del continente, en donde se ha transitado, tentando sin mĆ”s la posibilidad de una guerra con un claro propĆ³sito de causar efectos en la polĆ­tica interna (recordando el episodio de ā€œChilezuelaā€), desde la propaganda hasta la irresponsabilidad polĆ­tica, privilegiando el desafĆ­o permanente a la soberanĆ­a extranjera antes que las instancias que buscan una salida dialogada a la crisis, de las cuales Chile se ha restado. Una situaciĆ³n que, en otras materias, tambiĆ©n se ha repetido. En educaciĆ³n, con una ministra Cubillos empujando varios aspectos de los proyectos ā€œAula Seguraā€ y ā€œAdmisiĆ³n Justaā€ a contramano de la evidencia acumulada en materia de educaciĆ³n escolar; o, en seguridad, primero con el Caso Catrillanca y, mĆ”s tarde, con el retorno de la ley de control preventivo aplicada a menores, pasando por alto los acuerdos internacionales relacionados con la protecciĆ³n de la infancia suscritos por Chile.

Lo lĆ³gica, en todos los casos, ha sido la misma: mĆ”s allĆ” de la legĆ­tima intenciĆ³n de empujar un esfuerzo polĆ­tico propio contra la eventual oposiciĆ³n de otros, esto se ha hecho polarizando el escenario, sin importar la evidencia tĆ©cnica, periodĆ­stica o la propia coherencia. En definitiva, haciendo que la informaciĆ³n falsa, mĆ”s que como mentira que viabilice el acceso al poder, funcione como nebulosa de cualquier tratamiento racional a los problemas sociales y polĆ­ticos, esto es, aquellos que pone sobre la mesa una sociedad que quiere ser escuchada por la polĆ­tica.

Una situaciĆ³n que se acrecienta, ademĆ”s, ante una oposiciĆ³n polĆ­tica desarticulada. En efecto, la periodicidad ā€”y el mismo atrevimientoā€” en el uso de informaciĆ³n falsa o maƱosamente manipulada, emerge como un indicador del grado de esta desarticulaciĆ³n: puedes mentir todo lo que quieras sin que eso traiga aparejado un costo polĆ­tico. Uno que sĆ³lo se puede cobrar cuando se tiene fuerza social y polĆ­tica propia. Pero, tambiĆ©n, cuando no se ha caĆ­do en lo mismo.

Sabido es que la razĆ³n de ser de la polĆ­tica no es la bĆŗsqueda de la verdad, sino la del poder. Objetivo para el cual prĆ”cticamente todas las formas terminan siendo vĆ”lidas. No obstante, tambiĆ©n se sabe que un avance de la polĆ­tica moderna, en oposiciĆ³n a sus expresiones previas, es que, haciĆ©ndose presente el problema de la legitimidad ā€”esto es, de la bĆŗsqueda de un consenso mayoritario mĆ”s allĆ” del uso de la fuerzaā€”, las formas democrĆ”ticas implican ciertas reglas del juego, que obligan a grados de veracidad racionalmente fundados por el bien de todo el sistema. Es lo que se llama un pacto y, valga recordar, es una conquista del movimiento popular de los Ćŗltimos siglos. Es su derecho a definir su propio devenir de un modo racional, bajo formas que deben ser protegidas. Eso es lo que hoy parece estar en crisis. Es la potencialidad de la nueva derecha que emerge.

Pero esta situaciĆ³n no es un producto de las fake news o de campaƱas electorales bien construidas. Injusto es cargarles las culpas de problemas tan profundos a tales herramientas. MĆ”s bien, es el resultado del avance de la descomposiciĆ³n de la polĆ­tica, de ese espacio que no existe con un sentido pleno si es que no sirve para definir el futuro. Esto tienen en comĆŗn los lĆ­deres de signo derechista que se potencian globalmente: su conservadurismo, y la radicalidad que se les arroga, no tiene que ver tanto con su cercanĆ­a con los militares, su desprecio por los derechos humanos, su misoginia o xenofobia. Todos estos, flagelos ya conocidos y no atribuibles a este perĆ­odo, no son sino armas a las que se recurre para trastornar cualquier discusiĆ³n democrĆ”tica posible.

En ese sentido, cabe poner atenciĆ³n a la enorme movilizaciĆ³n desplegada el pasado 8 de marzo alrededor del mundo. Y es que, como potencial ensanchador de la democracia, el feminismo se eleva como un eje fundamental para la construcciĆ³n de fuerza social y polĆ­tica que combata las sombras de nuestros tiempos.

SebastiƔn Caviedes, director

Santiago, abril de 2019


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Autor(es)

La FundaciĆ³n NodoXXI es una organizaciĆ³n sin fines de lucro cuyo Ć”nimo es contribuir con elaboraciĆ³n de pensamiento y herramientas prĆ”cticas a revertir la crisis de incidencia de las mayorĆ­as en la definiciĆ³n de los destinos de nuestro paĆ­s.

El trabajo de Nodo XXI se estructura en torno a la promociĆ³n de diĆ”logos, debates y acciĆ³n, la formaciĆ³n de dirigentes y la elaboraciĆ³n de estudios, propuestas y opiniĆ³n. Esto, con la perspectiva de pensar un proyecto alternativo al neoliberalismo que permita hacer de Chile un paĆ­s inclusivo, justo y democrĆ”tico.

SebastiƔn Caviedes
Investigador en

SebastiĆ”n Caviedes es SociĆ³logo y MagĆ­ster en Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Chile. Sus Ć”reas de especializaciĆ³n son la sociologĆ­a econĆ³mica y de los intelectuales, el estudio del empresariado y los grupos econĆ³micos y del conflicto social en la historia reciente de AmĆ©rica Latina. Fue director y editor de la revista Cuadernos de Coyuntura de FundaciĆ³n Nodo XXI entre 2014 y 2019.