A menos de dos meses del plebiscito de salida, este sábado se desarrolló el primer encuentro entre Centros y Fundaciones de pensamiento social de la red «AprobemosxChile».

La principal pregunta no es con quién disputar la elección presidencial, sino cómo construir la alianza social y política capaz de impulsar estas urgencias desde un gobierno de nuevo tipo. Es decir, transitar de una oposición partidaria contra la derecha a una alianza popular para concretar transformaciones.
Se debe asumir de manera sustantiva los desafíos del proceso constituyente. Éste no se limita al reemplazo de una ley constitucional por otra, sino que requiere la configuración de una nueva Constitución en sentido material. De un nuevo orden político concreto, que deje atrás los “30 años” de continuidad con el proyecto dictatorial contra los que se alzó la sociedad.
La democracia requiere de una oposición activa (lo que no equivale a porfiada obstrucción ni acomodo a la crítica y la denuncia pasiva) que obligue a la eficacia gubernamental, en especial sobre los sectores populares. Ahí la oposición tiene una responsabilidad. Gobierno y oposición son un binomio ineludible de toda democracia. Renunciar a ello en nombre de una socorrida “unidad nacional” más bien debilita a la democracia, redunda en una dirección autoritaria para las cuales las crisis de diversa índole suelen invocarse como justificación, muestras de ello abundan en la historia.