El documento está construido sobre la base de cuatro ejes principales; una democracia paritaria, plurinacionalidad, participación directa y vinculante de los sectores sociales organizados y una desconcentración y democratización institucional.

Es relevante considerar la creación de un sistema nacional de cuidados, la expansión de derechos sexuales y reproductivos, la reducción de la jornada de trabajo para toda la población y, acciones afirmativas y de educación que enfrenten los estereotipos y la violencia de género en los servicios públicos.
“Buena parte de los costos de la pandemia han sido cargados en los hombros de los trabajadores y trabajadoras de los servicios públicos, ya sea porque atienden en el servicio de salud, ya sea porque están entregando algún tipo de ayuda económica, ya sea porque están manteniendo algún servicio elemental funcionando, para que el agua llegue a nuestros hogares y para que nos retiren los residuos de nuestras casas”, lo que releva además una carga de trabajo adicional para este grupo de trabajadores, reconoció el sociólogo Giorgio Boccardo.
Pese a que gran parte de la población realiza salidas para actividades durante la semana, el uso de transporte público es bajo entre quienes poseen un trabajo remunerado o son empleadores, según revela un estudio de la U. de Chile y el Colegio Médico.
Publica Radio u. de Chile: «urge diseñar una nueva arquitectura laboral que recupere derechos que el neoliberalismo expropió al trabajo asalariado tradicional, pero también avanzar en una institucionalidad y organización de estas nuevas formas de trabajar».
El Ministerio del Trabajo y Previsión Social no escucha estas demandas. Se reúne incluso con gremios empresariales como la CPC o la Asociación de Isapres, pero no considera espacio alguno para dialogar con sindicatos. Así las cosas, se repiten las recetas de la crisis del 2008, donde los trabajadores pagan las consecuencias y se abrieron nuevos mercados para el gran empresariado. Una vez más, el Gobierno sigue sin entender que los costos de una posterior crisis económica se van a agudizar si no se establecen condiciones mínimas de garantía y resguardo de las condiciones de vida de las y los trabajadores.
Tampoco queda claro los alcances de “asumir los costos” de la infraestructura y herramientas para desempeñar el trabajo: ¿serán las propias empresas las que pagarán teléfonos, computadores, Internet, o las cuentas de luz y agua?, ¿se habilitarán lugares especiales en el hogar o se tendrá que adaptar los dormitorios o cocinas como “espacios de trabajo”?, o en caso de trabajar desde un café, ¿quién pagará los costos asociados?.
El Presidente de Nodo XXI, Carlos Ruiz participó del foro del Centro de Estudios Públicos (CEP), "El trabajo: transformaciones e incertidumbres en el siglo XXI", del pasado 4 de septiembre en el que en diálogo con la economista de Espacio Público, Andrea Repetto...
Resumen Se propone una reflexión política sobre la situación actual del movimiento de trabajadores y trabajadoras en Chile, con la que se busca aportar no sólo a una delimitación de aquellos “problemas” que enfrenta hoy el mundo del trabajo organizado, sino también...
La profunda transformación neoliberal experimentada por la sociedad chilena arrasó con buena parte del entramado social del siglo XX, trastocando los basamentos de los viejos grupos sociales y alterando incluso la forma de apreciar el panorama social. Amparado primero en el autoritarismo militar y luego en los excluyentes términos de la transición, el giro neoliberal terminó pariendo una nueva fisonomía de la sociedad chilena.