A menos de dos meses del plebiscito de salida, este sábado se desarrolló el primer encuentro entre Centros y Fundaciones de pensamiento social de la red «AprobemosxChile».

Uno de los grandes desafíos de la Nueva Constitución (NC) será modelar una forma de Estado y organización social que, además de cumplir con las expectativas democráticas de un pueblo que estuvo más de cuatro décadas ausente de la posibilidad de decidir sobre sus vidas, genere un cuerpo normativo que permita navegar efectiva y eficazmente por las rápidas y cada vez más heterogéneas aguas del Siglo XXI.
Este desafío, sin embargo, contiene un riesgo no menor y que se avizora como una posible realidad en la medida que avanza el proceso: que la NC, en su intento por responder estas expectativas (ya hay más de 1.500 iniciativas populares de norma constitucional), se convierta en un texto hiper regulado de derechos, garantías e instituciones que sea muy complejo de armonizar y de llevar adelante en la práctica en línea con el proyecto político que encarna.
Ante un escenario de estas características, un ejercicio que será clave para darle coherencia y funcionamiento a la NC consistirá en establecer clara y explícitamente dos elementos. Primero, el contexto político, social, cultural y económico al cual responde el proyecto constitucional (Preámbulo de la NC) y, segundo, bajo qué principios rectores se interpretarán los preceptos constitucionales (artículo 1º de la NC), en tanto brújulas orientadoras que le permitirán tanto al Estado como a la sociedad avanzar hacia la concreción de un proyecto político de amplia diversidad institucional y en el contexto de dinámicos cambios socio culturales.
Como Fundación Nodo XXI creemos que un principio rector que puede responder al desafío previamente expuesto es el que, desde una perspectiva feminista-ecologista, se ha denominado como principio de sostenibilidad de la vida. En síntesis, tal como hemos explicado en detalle en la propuesta de “Los Cuidados al centro de la Nueva Constitución”:
“Desde las elaboraciones feministas, la sostenibilidad de la vida se concibe como un proceso y como un principio. En cuanto al proceso, significa tanto la continuidad de la vida en términos humanos, sociales y ecológicos, como el desarrollo de condiciones y/o estándares de vida que sean aceptables para toda la población (Carrasco Bengoa, M. C., 2016). Como principio, abarca la reproducción entendida como el aseguramiento de las condiciones para la continuidad de la vida y una definición colectiva sobre el significado de una “buena vida”, o en los términos que instaló la revuelta social de octubre de 2019, sobre “la vida digna”, constituyendo un ámbito de deliberación democrática. Esta perspectiva y comprensión de la vida dialoga con lo que otros pueblos, en particular los pueblos indígenas, han conceptualizado como el Buen Vivir” (…)
Este principio rector no sólo intenta hacerse cargo de los desafíos propios del siglo XXI, sino que, además, a diferencia del proyecto constitucional de 1980 de “democracia protegida” y “subsidiariedad del Estado”, plantea como mecanismos clave para la superación de estos desafíos los de profundización democrática de las instituciones y la corresponsabilidad social, poniendo de esta manera a la sociedad – y no al mercado o a la burocracia estatal – como principal garante en la realización de sus propios derechos y de llevar adelante el proyecto constitucional, siempre desde una perspectiva solidaria de cuidados y de apoyo mutuo.
La forma de Estado que se corresponde a este principio rector podría identificarse como un “Estado Social de Cuidados” y, al igual que lo mejor de las tradiciones liberales y socialistas de derechos de los siglos XIX y XX, su objetivos central consistiría en limitar y descentralizar el poder político y económico al tiempo que avanza en eliminar las diferentes formas de privilegio que ostentan unos pocos en pos de garantizar el derecho de los pueblos y sus integrantes a participar de la construcción de las normas que ordenan la sociedad (derechos políticos), de la riqueza socialmente construida (derechos sociales) y de ser reconocidos en las diferentes identidades personales de cada quien (derechos civiles).
En este sentido, será necesario reconocer expresamente en el cuerpo constitucional, al menos, lo siguiente:
De esta manera, el principio de sostenibilidad de la vida aporta una densidad axiológica y normativa que permite delinear claramente los límites y horizontes constitucionales de cara a los desafíos propios del Siglo XXI así como las diferentes tareas primordiales del Estado, recogiendo, al mismo tiempo, lo mejor de experiencias constitucionales pasadas.
Una bajada concreta de esto puede verse, por ejemplo:
La Fundación NodoXXI es una organización sin fines de lucro cuyo ánimo es contribuir con elaboración de pensamiento y herramientas prácticas a revertir la crisis de incidencia de las mayorías en la definición de los destinos de nuestro país.
El trabajo de Nodo XXI se estructura en torno a la promoción de diálogos, debates y acción, la formación de dirigentes y la elaboración de estudios, propuestas y opinión. Esto, con la perspectiva de pensar un proyecto alternativo al neoliberalismo que permita hacer de Chile un país inclusivo, justo y democrático.